miércoles, 14 de septiembre de 2011

CENA PARA DOS
El sábado ocioso como estaba en casa, me puse a ojear un suplemento dominical de un periódico de tirada nacional. Deambulando por sus páginas fui a parar a una sección de propuestas para el fin de semana...
 

 En concreto una recomendación de un restaurante de Palermo, Buenos Aires, dedicado a la cocina afrodisiaca. Joder, vale que hay locales que son una farsa y algunos que se come peor que en  galeras pero  hacía falta caer tan bajo. En la cocina lo único afrodisiaco es una tía buena (o tío) y lo demás es pura paja mental.
Pero si te surgió una cita para el fin de semana me voy a tomar el atrevimiento de darte algunos consejos.
Elige un restaurante algo fashion, no demasiado; étnico estaría bien, pero que sea trucho. La cocina oriental, por ejemplo,  es buenísima pero si lo llevan oriundos del lugar, los olores del local no coinciden con los gustos occidentales, que va a ser.
Por lo tanto decoración ecléctica, buena música, olvídate de la de los 80, me encanta pero no sirve para cenar porque te pondrías a cantar y eso no lo necesitamos. La iluminación es básica, algo tenue tirando a oscuro, la oscuridad siempre fue buena para el amor. No la lleves a cenar a un quirófano donde se puedan apreciar todos los poros de la piel.
Elegido el lugar te comento algo sobre la carta. Para empezar proponle: - compartimos una entrada- la palabra  compartir siempre es un buen inicio. Te doy una idea, carpaccio de parmesano y hojas verdes. Que  qué es, recuerdas la ensalada de rúcula, queso rallado y ajo, pues es parecido pero sin ajo. El ajo solo llega cuando el nivel de confianza en la pareja alcanza el punto de lavarse las medias mutuamente. Todavía  no te toca, lo siento.
De plato principal no pidas carne, a todas las argentinas les gusta, pero vas a parecer algo primitivo, demasiado macho, deja todo eso para el momento de la procreación, lo vas a necesitar.
Tampoco pidas pasta, es demasiado casero. Algo vegetariano si te atreves estaría bien, te aseguras así que ella descarte que seas homofóbico; siempre claro que te lo puedas tragar poniendo cara de estar en el séptimo cielo, sino una bondiola braseada con timbal de quínoa, podría funcionar. Lo dejo a tu elección, pero que tenga alguna semilla el plato, no sé todavía porque pero les apasionan las semillas .Recuerda no has venido a comer, tenlo presente.
El vino es un tema delicado. Nada de Cabernet Sauvignon, necesita de cinco a diez años de roble americano, con lo cual tu presupuesto  sufriría un duro golpe, sino es una cepa indomable. Puede llegar a quemarle la tráquea a la muchacha en cuestión y terminar todo en urgencias. El Malbec te lo permito, pero si eliges blanco tomará más cantidad, no digo que le provoques un coma etílico, pero algo de embriagadez ayuda. Si no conoces ninguna cepa, el Sauvignon Blanc  funcionará. Tu siempre habla de cepas, así hay excusa, si caes en la tentación de nombrar bodegas puedes sufrir un paro cardiaco al comprobar el precio en la carta. Ahora si es una cepa pues hay más opciones, o sea más económicas.
Un detalle, si has elegido bien el restaurante no te extrañes no, no hay pan. No pidas, te lo traerían, o te crees que los cocineros y mozos del lugar están abducidos  y comen sin pan?
Pero no querrás  que la mente de ella llegue a calcular exponencialmente lo que podría aumentar tu perímetro abdominal en función de la ingesta de pan. Total no te preocupes la salsa, la sirven con gotero en estos lugares.
Y llegamos al postre, este es el mejor momento. Recuerda  que si fuera por ella hubiera pedido tres postres y una botella de vino blanco. Ten paciencia, dudará diez minutos que pedir, no te anticipes, espérala. Si no se decidió por algo con chocolate hazlo, si lo hizo pide algo frutal. Querrá probar tu postre seguro, no hay nada más sensual. Si todo ha ido bien le puedes dar con tu cuchara, si ella lo hace usando su cubierto como si pescara en el océano pacifico, estas en problemas.
Paga, que no te baje la presión  y llévala a tomar una copa. Elije algo tropical pero sin demasiados colores,   no sea grasa, ningún fantasma del Caribe o mierdas parecidas. Un mojito es una buena opción, sobrio pero exótico. Nada de daiquiris, a no ser que lo preparen como en la Floridita, la Habana: Marraschino, ron Habana Club blanco, lima, azúcar y hielo picado, con esto el mismo Hemingway se enamoró, claro que lo hizo de sí mismo. Suerte fiera!!!

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