sábado, 10 de septiembre de 2011

REFLEXIONES GASTRONOMICAS

TAPAS MADE IN CHINA
La crisis que actualmente afecta a España, amenaza con destruir algo vital para la supervivencia humana: los bares de barrio. Hace años que vengo reclamando que los hagan patrimonio mundial  de la humanidad, pero los de la UNESCO toman demasiado té con masitas en casas enormes como para atender los problemas de la plebe...

Pero sabéis  quién tiene la culpa de la desaparición de estas catedrales del pueblo: Los chinos. Están comprando todos los bares de barrio. Y no quiero ser apocalíptico, pero esto terminará mal. Hay ya centenares de casos de jubilados que han pedido la eutanasia activa, por no poder echar su partidita de cartas acompañados de un vinito con su tapa correspondiente, miles de ciudadanos vagando por las plazas y avenidas con el semblante perdido por no encontrar un pincho de tortilla e incluso yo mismo desayunando en un Starbucks Café. Lo de los indignados, va a ser un poroto al lado de esto, disturbios, saqueos e incluso algún bombardeo preventivo por parte de la OTAN, serán inevitables.
 En España presumíamos de no acudir al psicólogo, para que si con un pincho de chistorra  y una cervecita todo se ve mejor. Es mucho más racional  pagar por un platito de jamón ibérico y un vinito, que tumbarse en un diván y contarle a un tío con gafas, al que  le interesa una mierda tu vida, esos grandes problemas existenciales.  Si todo el mundo sabe que en una tertulia de bar se solucionan infinidad de  temas: economía, seguridad, matrimonio, desempleo, política e incluso la alineación  del domingo.  
Sin embargo, yo he decidido hacer un sacrificio por todos vosotros: inmolarme gastronómicamente comiendo tapas en un bar de chinos. Así quizás con mi legado, otros puedan evitar esta catástrofe.
Para ello acudo al bar Manolito, en Barcelona, situado en la misma calle en la que nació Serrat. En un pasado un lugar de peregrinación tapera, llevado durante décadas por una familia de gallegos. En la cocina, un ángel y en la barra un simpático hijo de puta del Madrid. La combinación perfecta para un bar. Si si ya lo sé, no hace falta que me deis el pésame, está ahora en manos chinas.
Al entrar, en apariencia es todo igual de antes. Esto es en el fondo lo más macabro, ya que ellos juegan con tus recuerdos y sentimientos  y uno acude como un mosquito hacia la luz mortal.
Pero claro, Manolito no está. Su lugar lo ocupa el Chung Li de turno. Lo único que comparte con el antiguo propietario, es que los dos son más feos que pegarle a un padre.
Pido la primera tapa, allá voy: albóndigas con salsa. Joder, hay que reconocer que laburan. Pelotas de ping-pong recubiertas de un polímero comestible con textura rugosa. Fue una manera de encontrar salida al excedente de pelotitas, ya que este deporte no se popularizo en el resto del mundo. Cualquier nación que pretendía alguna medalla debía nacionalizar un chino y esto hizo que no lo practicara demasiada gente. Eso si la salsa es casera, me afirma Chung Li, mierda no sé si moriré antes de prevenir a nadie.
Paso a la tortilla de patatas  por si acaso sucumbo en pocos minutos.  Esta es sencilla, se trata de inflables que en vez de forma de Bop Esponja, son se tortilla. Hay dos versiones, la simple, que siempre está detrás de la barra un poco alejada, debido a que su terminación es un poco berreta y la T-800. Esta sinceramente  es imposible de diferenciar, un poderoso endoesqueleto  plástico recubierto con una capa exterior de huevo sintético. Eso si los perros ladran en su presencia.
Pido la ensaladilla rusa. Parece de verdad, pero no lo es. Bloques lego de 1 centímetro remojados en ácido y posteriormente pinchados con el peine fino anti piojos de el chinito de la casa. Este tratamiento permite la ingesta y posterior evacuación, sin riesgo de perforación intestinal.  Lógicamente se presentan en tres colores: blanco, naranja y verde. La mayonesa es una  receta impuesta por el gobierno Chino para todos los bares que ocupen.  Mil litros de aceite de bambú hidrogenado por cada huevo. Es un proyecto a gran escala, que  pretende transformar a los clientes en osos pandas y así trasladarlos escondidos en contenedores supuestamente cargados con soja, hasta la reserva de Chengdu.
Me atrevo ahora, con los langostinos a la plancha. Me cuesta un buen rato  descubrir  como los fabrican, pero finalmente recuerdo un jueguito de mi hija, uno de  esos pececitos de plástico con imán para pescar con una cañita en la bañera, en concreto una pieza con forma de langosta. La industria de los juguetes china es parte esencial en la elaboración de alimentos.  Así es como doy con la composición de estos crustáceos. PVC termo formado en moldes  de langostinos, inyectados con Kanikama expandido como relleno. Este último lo fabrican en las mismas factorías en las que hacen el  tofu, solamente que en este caso  le incorporan como aderezo comida para peces.
Por último,  son bañados con una capa de laca rosada de la misma composición que la utilizada para pintar automóviles. Esto le da textura crocante y tiñe los dedos al comerlos, hecho este indispensable para parecer de verdad. Están resolviendo el tema de las antenitas, por ahora los fabrican sin.
Llegados a este punto,  la señora Li me trae directamente de la cocina y recién hechos, unos champiñones salteados con ajo y perejil. Esta es una larga historia y debo reconocer que ya tenía información de antemano. Durante la puesta en órbita del Sputnik 2, se comprobó como las bolitas de un pedazo de tergopor que Laika había llevado para mordisquear durante el viaje,  se  hinchaban en ausencia de gravedad  hasta alcanzar forma de champiñón y salir volando. El pobre bicho se volvió loco intentando agarrarlas, pero como estaba atada, empezó a ladrar desesperadamamente. Desde el centro de Moscú, temiendo que los tímpanos de los técnicos de la estación de control reventaran, decidieron aumentar la temperatura de la cabina del satélite hasta los 180°C, friendo instantáneamente a la perra y a los supuestos champiñones también. Los soviéticos cedieron este secreto a la Republica Popular China y desde entonces los fabrican en enormes cámaras de anti gravedad. El ajo y el perejil es solo papel picado verde y blanco con aroma  provenzal.
Con respecto a las olivas rellenas de anchoa, tengo que decir que se trata de un híbrido. Las aceitunas son de Mendoza  y San Juan, forman parte del los intereses  que los respectivos gobiernos  pagan por la compra de deuda provincial por parte del Banco Central Chino. Las anchoas no son de origen marino. Se trata de colas de lagartija conservadas en salmuera,  que producen en  enormes granjas al sur de la provincia de Sichuan. Estos curiosos animalillos, como en tres meses regeneran totalmente su cola,  hay anchoas para rato.
Los chipirones (calamaretis) que pido a continuación, demuestra  la preocupación por la sustentabilidad del pueblo descendiente del Gran Kan. Su elaboración es algo rebuscada, quizás alguien dude de mis palabras, pero nada más alejado de la realidad. Aprovechando la noche cuando las grandes fábricas de preservativos dejan de operar al servicio del placer carnal, se producen los chipirones. Sencillamente son condones comestibles extrafuertes con sabor a calamar (Noruega importa el 100% de la producción). Después del proceso de secado del látex se pintan con pistola y se corta la parte inferior a tiritas imitando las patitas, se pasan allí mismo por harina  y están listos para freír. Con un chorro de limón, es posible que te hayas comido unos cuantos condones en el aperitivo del domingo, que va a ser, algún día te iba a pasar.
Y dejo el jamón para el final, porque esto es para sacarse el sombrero. El profesor Alexei Ivanovich,  eminente patólogo anatomista, responsable de embalsamar a Lenin, se traslado en el año 1930 a Nanjing, por motivos de salud. Allí entabló amistad con un joven estudiante de medicina, al que posteriormente enseñara los secretos de la momificación del cuerpo de Vladímir Ilich Lenin. Este joven, llamado Chin Shi Peng, será el elegido para en el año 1973, embalsamar a todos los altos cargos del Partido, con el fin de ser exhibidos en la mayor mausoleo del mundo. Desgraciadamente   el mausoleo no se construyo nunca y los cuerpos quedaron almacenados en enormes galpones en algún lugar perdido del Desierto de Gobi. Recientemente un  profesor de escuela mandado por  Benging, descubrió los galpones olvidados  y decidió sacar partido. Contactó con una empresa cárnica que descuartizo los cuerpos, obteniendo así 15.640.00 cuartos traseros, perfectamente estacionados. Un baño de salmuera y algo de colorante hicieron posible la distribución con un etiquetado fraudulento, que lo clasifica como embutido de cerdo libre de gluten. Ingresaron a la Comunidad Europea hace cinco años, empaquetados en cajas de árboles navideños sintéticos.
Y aquí termino mi investigación. No me atrevo a pedir más tapas por miedo a levantar sospechas. La mafia china, controla la red de alquiler de  locales y ya se sabe que con ellos no se juega.
Solamente decir que el pan es la misma mierda que dan en todos lados y que un centro de investigación altamente cualificado de Sahnghai, está tratando de encontrar una solución para reciclar las aguas amarillas,  provenientes de las estaciones de autobús chinas. De momento las están carbonatando, así que ojito con la cerveza.
Pero si no tenéis un espíritu mártir como el mío, poner rumbo al bar Paraíso, en Torreforta, España. Los chipirones son chipirones, los pescaditos del mar y los langostinos frescos, algo inaudito en estos tiempos. La crisis no trajo  ningún  chino, pero las raciones se recortaron a la mitad, claro que lo de antes era el Nirvana. Que va a ser nobody is perfect.

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