viernes, 9 de septiembre de 2011

REFLEXIONES GASTRONÓMICAS

EN EL CIELO, SI ERES TURISTA, NO DAN DE COMER.
En los vuelos intercontinentales de Iberia, como en muchos otros, se está practicando técnicas de tortura alimentarias dignas del Tercer Reich. Y es que en estos gallineros de transporte aéreos, cada día dan peor de comer. Verse sometido a la alimentación forzada de la clase turista,es un autentico calvario...

La última experiencia fue algo para denunciar y os la voy a contar.
Sentado en esta especie de encofrado para personas, en la que se han convertido las butacas de los aviones, espero el carrito que reparte el alimento balanceado. Ya sé que no voy a poder tragarme nada, pero después de ocho horas sin ingesta, mi sistema neurológico está a punto de traicionarme y me imagino que me traerán comida.  Desplego la mesita de Barbie que mi condición de clase turista me otorga y mientras espero,  observo como en las pantallas difunden el proceso de creación culinaria de Sergi Arola, prestigioso cocinero catalán, para business class. El mensaje es claro: Si eres pobre , jodete!!!.
Su menú se asemeja bastante a comida para seres humanos: ensalada de rúcula y queso de cabra con una ligera vinagreta de mostaza,  salmón con costra de quínoa y  verduritas baby al vapor , y pastel de chocolate blanco  con un culis de moras .Todo ello, regado  con los caldos ,que el somelier de la compañía, al cual ya no le cabe ninguna medalla de premios más en el pecho, ha seleccionado para maridar  las trece horas de encierro aéreo. En este momento empiezo a salivar y a sufrir.
Lo que viene encamino hacia mí se define con un concepto claro :  Bandejita minúscula con cajitas escala 1:50, llenas todas ellas de mierdecillas ligeramente nutritivas, cubiertos de muñeca, pelotita tamaño pin-pon  hecha de harina y agua a -18°C  y un recipiente metalizado caliente( contiene supuestamente pollo o pasta) donde descongelar el pan en cuestión . Sal  y  pimienta junto a   2 gramos de mantequilla y 1 gramo de queso untable, para ponerle el pan y evitar así una disminución de las funciones vitales por las  4 horas que me separan de  la merienda: dos galletas y un vaso de agua carbonatada con edulcorante. Aunque para los que decidan, que la vida no vale más la pena, reparte café.
Pido la bebida: cerveza caliente ecuatoriana y un vasito de cinco centímetro cúbicos de agua con hielo sabor a nevera oxidada. Me lo bebo de un golpe y pido otro,  intento evitar la deshidratación, quien sabe cuántas horas pasaran hasta que vuelvan a dar líquido. Antes podías dirigirte a los lugares donde preparaban la comida y pedir algo para beber,  ahora  el lugar es como el interior de una bóveda de seguridad de un banco. Centenares de pequeñas cajas de seguridad cerradas con triple combinación y sistema de alarma centralizado. Las azafatas permanecen encerradas en la cabina de los pilotos y han desconectado el botón para llamarlas. Son por  las nuevas normativas de seguridad aeronáutica, temían que alguien inundara el compartimento de los pasajeros vaciando las diez botellas de agua mineral existentes. Esto junto a una turbulencia, podría provocar un tsunami que reventara la puerta blindad de la tripulación, facilitando la toma del avión por parte de algún pasajero  dispuesto a hacer aterrizar cerca de  una manga que estuviera a menos de 25 Km de  la salida de equipajes.
En este punto os doy un consejo: pasta o pollo, siempre pasta. Porqué , porque está más caliente la bandejita. Con la de pollo no se llega a descongelar el pan y vas a practicar el ayuno. No hace falta abrir la cajita, con los gases tóxicos que emana la de vuestro compañero de vuelo, es suficiente para provocar un estado de ligera anestesia,  necesaria para sobrellevar el hambre.
Eso sí, si viajáis con niños, siempre es divertido abrir las otras sorpresitas con las que nos obsequia el catering. Ya se sabe que a las criaturas les provoca cierta hilaridad las cosas escatológicas, y la cajita de la ensalada les recuerda a lo que come su perrito Toto. De hecho el cocinero que prepara estos manjares, trabajaba anteriormente en el departamento de nutrición del  Zoo de Berlín, hasta que los macacos hicieron una huelga de hambre y fue despedido.
Como estoy aburrido intento resolver el enigma que el simpático del cocinero nos plantea. De que esta hecho el postre ? Nadie lo ha adivinado, aunque circula una leyenda urbana que en el año 1987 una pasajera del vuelo Quito-Buenos Aires, afirmó que contenía ligeros trazos de manzana.
Reparten  la pócima azucarada en dos versiones : té o café. La preparan de una forma bien curiosa: calientan agua destilada en una cámara hiperbárica para lograr bajo una presión de diez atmosferas que llegue a ebullición a 230°C. Así logran que la gente se quede sentada  cuarenta minutos esperando a que la temperatura disminuya hasta el punto de ebullición habitual logrando así  quemaduras de tercer grado en vez de primer grado, algo que conllevaría la amputación de la lengua. Este tiempo les permite al personal de abordo, aparcar esos trasatlánticos rectangulares  con ruedas, forrados en papel de aluminio y refugiarse en la cabina de pilotos. Lo que se viene es para echarse a temblar, 750 vejigas a punto de explotar para tres baños.
Por eso yo, escondo siempre en el equipaje de mano de mi hija tres o cuatro bocadillos, con la escusa de que es comida para la niña. Su composición permite comer como la gente e incluso en caso de necesidad hacer negocio. Una subasta pública de los dichos bocadillos en plena comida aérea podría reportar serios beneficios económicos. Para el que guste aquí va la receta:
Dorar en una sartén  un buen trozo de chistorra  blanca murciana a pedacitos y reservar. Saltear tres o cuatro echalottes picadas junto a dos dientes de ajo, añadir tres tomates rallados y caramelizar. Salpimentar y añadir la chistorra a la mezcla regándolo todo con un chorrito de vino de jerez. Distribuir sobre dos trozos de pan de campo untados con aceite de oliva y tostados en el grill.
Así que ya sabéis, bocadillo o  ayuno. Y es que en el cielo, si eres turista, no dan de comer.

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